De aquel caballo azul alado, no quedara nada cuando el logre alcanzarlo.
Si es que un ruido ensordecedor penetra hasta el tuétano de tus huesos y rompe la armonía de tu cuerpo, entonces ten en cuenta que estas callendo.
Uno, dos: lo que necesitas lo tengo yo
tres, cuatro: de tu corazón quiero un pedazo
cinco, seis: mira la verdad bien
siete, ocho: mejor que le toque a otro
nueve, diez: vamos a empezar otra vez
Once, doce: ya sabes quién soy, ya me conoces.
ResponderEliminarQue el Señor te sonría :-)
Hola!!!
ResponderEliminarGracias por su visita!!!
Es una poetiza mui tatentosa.
Besitos
Sonia